El velo de las mujeres cristianas
En la primera carta a los corintios Cristo capítulo 11
Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es Dios. En consecuencia, el hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra a su cabeza; y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra a su cabeza, exactamente como si estuviera rapada. Si una mujer no se cubre con el velo, que se corte el cabello. Pero si es deshonroso para una mujer cortarse el cabello o raparse, que se ponga el velo.
El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre. En efecto, no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre; ni fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.
Por esta razón, la mujer debe tener sobre su cabeza un signo de sujeción, por respeto a los ángeles. Por supuesto que para el Señor, la mujer no existe sin el hombre ni el hombre sin la mujer. Porque si la mujer procede del hombre, a su vez, el hombre nace de la mujer y todo procede de Dios.
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